Una India libre de polio parecía imposible hasta que se consiguió

El camino recorrido por la India para pasar de ser el epicentro mundial de una enfermedad vírica altamente infecciosa hasta convertirse en un país libre de polio fue comparable a caminar sobre cáscaras de huevo: cada uno de nuestros pasos era importante.

El 27 de marzo de 2014, la India fue certificada oficialmente como libre del poliovirus salvaje. Este momento crucial no solo supuso un triunfo para el propio país, sino para todo el mundo, ya que demostró la viabilidad biológica y técnica de la campaña para la erradicación de la polio y allanó el camino para que toda la Región de Asia Sudoriental (SEARO) de la OMS obtuviera la certificación como libre de poliovirus salvaje.

Este 27 de marzo se cumple el décimo aniversario de este importante éxito, que sirve como poderoso recordatorio de la voluntad y el compromiso colectivos que hicieron posible la superación de un reto sanitario aparentemente insuperable.

Dediqué cerca de seis enriquecedores años de mi vida a trabajar como director del Proyecto Nacional de Vigilancia contra la Polio (NPSP) para la OMS en la India. Mi labor consistió en proporcionar asistencia técnica y orientación estratégica al programa nacional. También estuve a cargo de la vigilancia epidemiológica contra los poliovirus, el seguimiento de las campañas de vacunación masiva, la elaboración de medidas correctivas y estrategias, y de colaborar estrechamente con funcionarios gubernamentales de todos los niveles para garantizar que todos los niños fueran vacunados el número suficiente de veces para desarrollar su inmunidad. Durante cada uno de los cuatro años previos al último caso, suministramos alrededor de 1000 millones de dosis de vacuna contra la polio a 172 millones de niños. Y muchos más en los años posteriores.

Si reflexionamos un poco sobre este proceso, veremos que son varios los factores que contribuyeron al monumental éxito de la erradicación de la polio en la India. El primer factor fundamental fue el compromiso del gobierno, que se tradujo sistemáticamente en una diligente actuación administrativa a nivel operativo. Incluso los administradores de cada distrito estaban plenamente alineados y comprometidos con la adopción de medidas correctoras basadas en pruebas: aceptaban las insuficiencias y los retos del programa y se comprometieron a abordarlos con urgencia.

El segundo, fue el eficaz sistema de múltiples partes interesadas que nos permitió, trabajando en colaboración, proporcionar la asistencia técnica necesaria a las labores de implementación. Disponíamos de pruebas: datos en tiempo real, incluidos datos de seguimiento, a nivel operativo que sirvieron para orientar las medidas correctivas oportunas. Estos datos fueron empleados para recomendar cambios que el gobierno asumió. Debo subrayar cuán importante fue la disposición de los participantes tanto individuales como institucionales a introducir cambios basados en pruebas.

También nos esforzamos por contar con la infraestructura necesaria para gestionar adecuadamente el involucramiento de los ciudadanos y desplegar a personas influyentes en la comunidad, lo que propició la adopción de acciones colectivas. Además, disponer de personal técnico y directivo eficaz sobre el terreno fue decisivo para garantizar que las ideas se tradujeran en acción. Al mismo tiempo, el personal se adaptó a las necesidades del programa, lo que ayudó a los socios de la iniciativa a trabajar juntos y sin problemas en nuestros respectivos campos.

En la India, vivimos el año 2011, año en que se confirmó el último caso de polio, llenos de ansiedad, pero también nos esforzamos en buscar el virus. Cuanto más tiempo transcurría desde el último caso confirmado de poliovirus salvaje, mayores eran las implicaciones políticas de que cualquier distrito o estado reportara un caso de polio. A su vez, los medios de comunicación empezaron a crear expectativas cada vez más y más grandes. Era casi como trabajar conteniendo la respiración.

El hito alcanzado al lograr acabar con la polio en la India supuso un gran impulso para la confianza de la población en la sanidad pública del país y para el Ministerio de Sanidad, así como para los trabajadores sanitarios, los proveedores de atención y todos nuestros aliados. Nuestra labor había dado frutos. El júbilo fue sencillamente excepcional. Este empeño contó con alto nivel de apoyo por parte de los ministros de salud y los países del sudeste asiático, y esto resultó de gran ayuda para el programa contra la polio en múltiples frentes. Experimentamos tanto la sensación de victoria de la humanidad ante un desafío como la solidaridad regional y mundial, y la acción colectiva de los países que se apoyaban y animaban mutuamente para erradicar la polio en Nigeria, Afganistán y Pakistán.

Creo que la mayor enseñanza extraída de todo esto es que, cuando todo un país y sus dirigentes trabajan al unísono en pro de una visión compartida de un futuro más sano para nuestros hijos, se establece automáticamente un sentido de responsabilidad mutua. Todas las partes se sienten responsables de desempeñar con éxito sus papeles.

El programa estuvo sometido a un proceso constante de evaluación y perfeccionamiento, y parecía imposible hasta que alcanzó el éxito. Así es como me siento hoy respecto a la situación en Afganistán y Pakistán, los dos países donde la polio sigue siendo endémica.

Es el mismo camino lleno de desafíos y cargado de múltiples oportunidades que debemos aprovechar. Hoy, con los menores niveles jamás registrados de transmisión del poliovirus salvaje y diversidad genética, así como con la menor propagación geográfica, se nos presenta una verdadera oportunidad para acabar con la polio. Gracias a la valiente labor de nuestros trabajadores sanitarios en primera línea y al compromiso político permanente de los líderes a todos los niveles del programa, hemos logrado acercarnos mucho a nuestra meta.

Pero sabemos que aún queda mucho por hacer si queremos evitar que el virus vuelva a paralizar a otro niño. Esto significa vacunar a todos los niños contra la polio el número suficiente de veces para reforzar su inmunidad, utilizar las pruebas obtenidas sobre el terreno para adaptar el enfoque del programa, estar dispuestos a introducir cambios, mantener un alto grado de vigilancia epidemiológica sobre el poliovirus y, lo que es más importante, asegurarse de que todo el mundo -desde los más altos cargos políticos hasta los medios de comunicación, los donantes y las comunidades- trabaje de forma concertada para acabar con la polio de una vez por todas.

La persistente amenaza de que el virus se propague y paralice a niños de todo el mundo es algo que debemos tener en cuenta ya que demuestra que los poliovirus son tenaces y prosperan cuando los niños no están lo suficientemente inmunizados. También nos sirve como recordatorio de que todavía tenemos que perfeccionar constantemente el programa en nuestra incesante búsqueda de los niños que no han sido vacunados. Esta labor debe continuar, más aún ahora cuando contamos con un alto nivel de control sobre el virus, para que la complacencia no nos aparte de nuestro camino.

En 2024 se producirán importantes cambios en el programa tanto en Afganistán como en Pakistán, sobre todo en lo que respecta a los esfuerzos concertados para concentrarse en el virus mediante el enfoque de categorización de riesgos recomendado por el Grupo Asesor Técnico. Una vez más, tenemos a nuestro alcance conseguir lo imposible. Mientras exista el virus, no hay margen para el error.

Una vez más, sentimos que caminamos sobre cáscaras de huevo. Cada uno de nuestros pasos importa.

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Rotary International | Nov. 4, 2024