Resiliencia tenaz
Ago. 2, 2024
No los olviden, no nos olviden.
Mi testimonio relata un largo viaje lleno de desafíos, pero también de resiliencia y determinación. Esta es la historia de mi resiliencia frente a la devastadora enfermedad llamada polio.
Contraje la polio a los tres años y medio de edad. Soñaba con lo que quería ser de adulto, como cualquier otra persona. Ya había empezado a jugar al fútbol con otros niños de mi edad. Soñaba con convertirme en un gran jugador de fútbol como Maradona, un atleta de renombre como Carl Lewis o un hombre elegante y romántico como Richard Gere, mi ídolo durante mi adolescencia.
Sin embargo, la polio destruyó rápidamente estos sueños. No solo destrozó mis esperanzas, sino también la forma en que mis seres queridos me miraban, la consideración de los que me rodeaban y, más seriamente, mi sentido de amor propio. La polio puede robarte la escuela, la vida profesional y, a veces, incluso la vida misma. Puede enviarte a mendigar en las calles porque tu familia ha perdido la motivación para apoyarte. La polio no te habla de los dolores físicos y emocionales a los que te enfrentarás a diario. Puede atrincherarte en el campamento de los débiles, los inútiles, los indeseables y, a veces, los repulsivos. Este virus tiene una capacidad extraordinaria para arruinar la vida de alguien. Sin embargo, la polio no siempre es una sentencia de muerte.
A pesar de todos los obstáculos que tenía ante mí, elegí no dejar que la polio definiera quién sería. Fue difícil, pero empleando la resiliencia, continué mis estudios con éxito. Eventualmente me enamoré de una mujer maravillosa que se convirtió en mi esposa y la madre de mis hijos, inculcándome la confianza de la que había carecido anteriormente. Al ser resiliente, pude criar a mis hijos, lo que considero mi mayor logro.
La resiliencia me permitió trabajar en puestos importantes en empresas multinacionales en dos continentes. Me impulsa a levantarme por la mañana y competir con otros por cargos aún más importantes porque creo que la historia está a medio escribir. Hoy, camino entre los grandes de este mundo y me enorgullece dar testimonio de mi resiliencia frente a la polio.
Sin embargo, nada de esto habría sido posible sin la valentía de mi madre, quien me inscribió en la escuela a pesar de las opiniones contrarias, y el apoyo inquebrantable de mi hermano, que me llevó en su espalda durante cinco kilómetros hacia y desde la escuela. También estoy infinitamente agradecido con mis amigos, que siempre creyeron en mí y en mi potencial.
La resiliencia es levantarse todas las mañanas, tomar tu bastón o muletas, ponerte tu dispositivo ortopédico y caminar lento pero seguro. También significa contar con el apoyo de amigos y familiares para seguir adelante después de cada caída. Al elegir levantarme todos los días, contribuyo a la lucha contra la polio.
Los invito a unirse a nosotros en nuestra campaña para erradicar este virus, no solo contribuyendo a las campañas de inmunización que vacunan a los niños, sino también apoyando a los sobrevivientes de la polio. Solo será una victoria total si continuamos apoyando a los sobrevivientes en sus desafíos diarios. Al hacerlo, contribuiremos a la felicidad de la humanidad.