Los héroes desconocidos de la vacunación en Nigeria

En 2013, tuve la fortuna de ir a Nigeria con un equipo de 10 socios de Rotary liderados por Ann Lee Hussey, sobreviviente de la polio y paladín de la erradicación de la polio. Pasamos casi toda la semana visitando pequeñas clínicas médicas en el estado de Kaduna.

La finalidad de la visita fue conocer el avance de Nigeria hacia el objetivo de convertirse en la siguiente nación endémica que sea declarada libre de polio. Fuimos decididos a vivir la experiencia de "un día en la vida de un trabajador de la salud", y, por tal motivo, todas las mañanas emprendíamos nuestra ruta a las 6:30. Como a menudo no teníamos electricidad en los hoteles, era fundamental llevar linternas.

Para las clínicas de vacunación mensuales, se distribuían las vacunas (contra la poliomielitis y otras enfermedades) entre los centros de salud desde muy temprano, en pequeñas neveras portavacunas que los trabajadores sanitarios debían recoger a las 7:00. Gran parte del contingente de trabajadores está integrado por madres jóvenes que llevan su propios bebés a cuestas para contrarrestar el mito de la intoxicación a causa de las vacunas. Solíamos emprender viaje juntas, a veces a pie, rumbo a zonas rurales generalmente situadas a más de una hora de distancia.

El puesto de vacunación podía ser cualquier cosa, desde un viejo carro de verduras a una choza vacía, pero cuando llegábamos, salíamos con el megáfono para anunciar nuestra llega a viva voz. Los trabajadores sanitarios hacían formar fila a los niños a medida que llegaban, y les administrábamos las gotitas de la vacuna antipolio a los niños de hasta cinco años de edad. Asimismo, llevábamos un registro del número de niños vacunados cada día.

Vacunábamos a los chicos, pero tenía la impresión de que nuestra tarea principal era agradecer a las madres por llevar a sus hijos al puesto, a los trabajadores de la salud por su dedicación ya los líderes religiosos y comunitarios por su apoyo a la vacunación en su localidad.

El sistema en Nigeria funciona gracias a la dedicación de los trabajadores de la salud, los héroes olvidados del sistema. Son gente que sale a cumplir su misión pese a todos los riesgos, porque los anima la apasionada voluntad de poner fin a las enfermedades inmunoprevenibles.

La buena noticia es que están sentadas las bases para prevenir la polio mediante la vacunación y administrar a la población infantil vacunas contra otras enfermedades y otros tipos de atención médico-sanitaria. Es importante destacar que en Nigeria no se ha producido ningún nuevo caso de poliomielitis desde julio de 2014. Aunque se trata de un proceso sumamente largo (desde su inicio en 1985), me alegra que las estrategias para la inmunización seguirán contribuyendo a la prevención de las enfermedades, incluso después de que Nigeria esté libre de la polio.

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Rotary International | Nov. 4, 2024